Los beneficios de las artes marciales en cualquier etapa de la vida, es algo que pocas personas se atreverían a poner en duda en la actualidad.
Probablemente hay pocas actividades no formales que resulten más poderosas en la trasmisión de valores, la formación de la personalidad, el carácter y el temple del cuerpo, que las artes marciales.
La vida cotidiana de hoy, incluso desde la infancia, está determinada por obligaciones
o responsabilidades de distinta índole y que suponen siempre un grado de compromiso, una rutina y hasta cierto estrés en muchos casos.
Existe una variedad de posibilidades para complementar estas actividades y conseguir un mayor equilibrio en nuestras vidas, opciones que van desde el entretenimiento hasta lo deportivo y que no pueden dejar fuera los beneficios de las artes marciales.
De hecho con ella tratamos de desarrollar una actividad formativa y atractiva, por ejemplo en la niñez o la adolescencia, o altamente benéfica y enriquecedora en la juventud o la edad adulta.
Esta práctica se distingue de los diferentes deportes y actividades físicas de muchas maneras. Por ejemplo, a nivel físico, involucra la mayoría de los músculos del cuerpo humano de manera inteligente y coordinada, debido a que se trabaja generalmente a partir del peso corporal.
Es por eso que uno de los grandes beneficios de las artes marciales, y a su vez ventaja de su práctica es que puede adaptarse fácilmente a cualquier tipo de condición física, con lo que es susceptible de ser practicada a cualquier edad.
Por otra parte no podemos dejar de lado su carácter estético, “artes”, las relaciona directamente con el interior del ser humano, con la belleza del cuerpo y el corazón, con la auténtica expresión de lo que somos.
En otras palabras, permiten identificar con más claridad los matices de nuestro propio carácter, explorar, encontrar y formar una verdadera personalidad y dominar diferentes características perjudiciales de nuestra psicología.
Entre los beneficios de las artes marciales encontramos que nos ayudan a paliar determinados aspectos de nuestro carácter como por ejemplo la agresividad, la fatiga mental, la frustración o la autoimagen negativa, todas ellas inherentes a cualquier ser humano.
Las artes marciales derrumban malos hábitos y enseñan el respeto por el otro, el reconocimiento de los demás como seres legítimos en esencia iguales a nosotros; estos múltiples beneficios se deben a que la práctica marcial está continuamente acompañada de la meditación.
De hecho no faltan ejercicios que buscan la exploración del interior del ser sin ninguna distinción religiosa en particular, el manejo adecuado de la respiración, el trabajo en equipo y el reforzamiento constante del respeto a los maestros, a los otros estudiantes,
a los mayores y a todos aquellos que hacen posible la práctica.
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