Los malos hábitos alimenticios


Una persona adulta consume cada año más de media tonelada de alimentos no en vano la comida que ingerimos está destinada a proporcionarnos energía para realizar las funciones diarias, construir nuestro organismo y, además, rehabilitarlo en caso de lesión o enfermedad. Sin embargo, en los países desarrollados practicamos de una manera “atroz”, trágicamente errónea, esa función natural y de tan enorme importancia para nuestro organismo, como es la de alimentarnos.



Simplemente debemos fijarnos en cuánto, cuándo y qué comemos para llegar a la conclusión de que, en líneas generales, sería muy saludable que empezásemos a cambiar numerosos hábitos de consumo.


En primer lugar, consumimos a diario muchos más alimentos de los que en realidad necesitamos. Las calorías que cada día entran en nuestro cuerpo están muy por encima de lo que éste necesita para cumplir sus funciones. Si una persona adulta, de 40 años y con trabajo sedentario necesita 1500 o 1700 calorías al día suele consumir 2000 o más. Esto hace que muchos de los problemas de salud actuales deriven de la obesidad y del sobrepeso, como es el caso de la arteriosclerosis, infartos, angina de pecho, hipertensión arterial o artrosis, sin contar los muchos problemas físicos, psicológicos y económicos que pueden acarrear las dietas drásticas para recuperar el peso ideal en poco tiempo.

En segundo lugar, distribuimos mal la comida a lo largo del día, ya que el desayuno suele ser mínimo e insuficiente, mientras que la comida y la cena son copiosas, de modo que obligamos a nuestro aparato digestivo intensamente durante ocho o diez horas. Esto motiva que, pasados los 40 años, un porcentaje muy elevado de personas tenga molestias de estómago, estreñimiento, pólipos, colon irritable o hemorroides. Hay que distribuir mejor la cantidad de comida consumida a lo largo del día con un desayuno más abundante y una comida más ligera, e incluir una cuarta comida, que sería la merienda.

Pero lo peor de todo es que ingerimos de forma preferente aquellos alimentos que nos resultan menos saludables. En efecto, las frituras, la carne con abundante grasa animal, los embutidos y las salsas suelen representar gran parte de nuestra comida diaria, lo que supone obligar a trabajar más a nuestro aparato digestivo, inundar nuestras arterias de grasa, lo que causa que se deterioren más fácilmente y llenar de adipocitos o células grasas nuestro cuerpo. Además de elegir mal los alimentos, muchos han sufrido prolongados procesos de refinado, la mayoría de ellos son blandos o muy elaborados y desnaturalizados, con lo cual no es extraño que las alergias alimentarias aumenten cada vez más. Debemos conocer mejor los alimentos que podemos consumir. Por ejemplo. Hay que saber que unas rebanadas de pan integral con queso ofrecen gran parte de las proteínas diarias que necesitamos. 

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