La decisión de maquillarse es individual y responde a la sensibilidad de cada persona.
El maquillarnos tiene grandes ventajas sobre la mente y el espíritu si se considera que al hacerlo nos sentimos más atractivas, seguras, confiadas, positivas y con mayor autoestima. Sin embargo algunas mujeres no son grandes amigas del maquillaje y prefieren evitar la aplicación de cosméticos sobre su rostro. Esta decisión es también respetable porque responde a su naturaleza interior, a sus deseos y preferencias.
La tendencia hoy es hacia el maquillaje simple, liviano, sin artificios. Quedó atrás la moda de las bases fuertes, los rostros empolvados, los ojos marcados, las bocas exageradamente coloreadas. Las razones de este giro estético dependen de muchos factores, en lo que se destaca la comprobación de que el exceso de maquillaje contribuye al envejecimiento, a la pérdida de frescura y vitalidad.
La alimentación correcta y variada, rica en productos frescos y acompañados de abundante agua y ejercicio contribuyen a lograr una piel radiante y luminosa que no requiere esconderse detrás de una base. De igual forma el uso de productos amables con la piel, que no tiendan a obstruir los poros y favorezcan la aparición de barros y espinillas, es uno de los trucos utilizados por los amantes de la belleza natural.
¿Por qué el maquillaje orgánico?
Existen en el mercado cosméticos orgánicos o minerales que poseen unas magnificas cualidades para la piel y el organismo; además son amigos del medio ambiente. Cuando los busque debe tener cuidado pues no todas las marcas con etiquetas que prometen un producto “natural” en realidad lo son.
La piel era considerada como un órgano que expelía sudor y toxinas y que tenía la cualidad de no dejar que entrara ninguna sustancia. Hoy se sabe, por el contrario, que a través de la epidermis penetran distintos componentes y terminan su recorrido en el torrente sanguíneo. No obstante, se desconocen cuáles son los efectos a largo plazo de todas las sustancias que aplicamos sobre la piel y que se distribuyen en el organismo a través del torrente sanguíneo.
Muchos de los cosméticos que usamos a diario contienen organismos modificados genéticamente (OMG), por lo general derivados del maíz y la soya.
Otros incluyen sustancias como aceites minerales y petrolato, ambos de fuentes no renovables y, por lo tanto de gran impacto ambiental. Los colorantes artificiales se extraen comúnmente del alquitrán mineral, elemento que se ha comprobado que tiene relación con la aparición del cáncer (bien sea que se ingiera o se aplique sobre la piel). La mayoría de los productos cosméticos con agua utilizan algún tipo de conservante para evitar que se descompongan o se contaminen con gérmenes y bacterias. Estos conservantes han sido objeto de numerosos debates porque se consideran causante de alergias, irritaciones y otros problemas más graves como el descenso en la fertilidad.
Estamos expuestos a gran cantidad de químicos y, en consecuencia, volver a lo natural es una manera aminorar algunos de los riesgos del mundo industrializado. Al buscar productos orgánicos o fabricar los propios podemos orientar nuestra vida hacia algo más saludable.
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