El abecé del cuidado facial



A. Limpiar. Limpiar la piel y dejarla libre de impurezas con un producto adecuado a cada piel en particular es el primer paso para conseguir una piel fresca y suave. Para limpiar la piel se toma durante veinte días un vaso de zumo de naranja licuado con dos cristales de sábila. (No es recomendado para diabéticos. personas con hiperacidez, gastritis y úlceras.) También se usa la leche fresca de vaca (es mejor que muchas cremas sofisticadas). Se puede usar como limpiadores: 

Harina de almendras. la harina de avena o crema de harina de avena. Las mascarillas de levadura de cerveza, pera y melón refrescan y limpian la piel. O aplicar sobre el rostro jugo de piña. Para eliminar impurezas de la piel (abscesos, forúnculos. etc.). aplicar como cataplasma caliente semillas de linaza. La limpieza elimina los contaminantes. hay que hacerla por la mañana y por la noche.



B Tonificar: Para refrescar y dar tono a la piel. revitalizar y calmar el cutis es indispensable usar tonificador. Ayuda a retener la elasticidad de la piel.

Para piel flexible: Aceite de oliva y zumo de limón.

Crema de día: Protege y nutre la piel, ayudando a prevenir el daño causado por los radicales libres. Se aplica después del tónico matinal.

Crema de noche: Nutre y regenera la piel, se aplica después del tónico de la noche.

C. Hidratar: 

Bebe al menos 2 litros de agua al día.
Consume 5 raciones de frutas y verduras al día ya que las vitaminas y minerales son claves para la hidratación de la piel del rostro: la vitamina A es antioxidante, favorece la regeneración celular y mejora el contenido humectante de la piel, la vitamina C es clave en la producción de colágeno, ayuda a regular la pigmentación y fortalece el sistema inmune, la vitamina E ayuda a proteger la barrera humectante de la piel, ayuda a reducir la inflamación y favorece la regeneración.
Ingiere suficientes proteínas ya que son necesarias para la creación de colágeno, imprescindible para el mantenimiento de la elasticidad de la piel.


Consume ácidos grasos esenciales como el omega-3 presente en el pescado azul o los vegetales de hoja verde.
Haz ejercicio moderado para mejorar la circulación.
Reduce el consumo de café, azúcar, grasas saturadas, sal, alimentos muy elaborados y alcohol.
Duerme bien 6-8 horas.

D. Exfoliar (eliminación de las células muertas) es muy importante. Las células muertas provocan que la epidermis sea propensa a manchas e irritaciones, dando a la piel una apariencia seca, pálida y sin vida. En la limpieza nornal de la piel se eliminan impurezas, pero no las células muertas, por lo que hay que retirarlas con los exfoliantes. Una exfoliación regular (cuatro veces al año) asegura una limpieza profunda de la piel, ya que elimina por completo las impurezas y células muertas. permitiendo que la epidermis se renueve y luzca sana y luminosa.
Hay que tener cuidado con las áreas más sensibles de la cara: 

Boca y ojos. Lo importante es exfoliar suavemente según se necesite. porque se pueden eliminar muchas células epidérmicas protectoras. se destruye la capa de colágeno, posiblemente dañando capilares.

Las cremas exfoliantes o peeling arrastran las células muertas y hacen aparecer la piel fresca. Un exfoliante instantáneo es la papaya, pues las enzimas que contiene disuelven la queratina y destruyen las células muertas y sin brillo que apagan la piel. Se puede usar la pulpa de papaya para limpiar la cara y el cuerpo.

Fuente: fragmento del libro Frutoterapia y belleza de Albert Ronald Morales


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