Cuando la piel de nuestro rostro presenta poros obstruidos, textura irregular, comezones, etc., intentamos averiguar cuál es el origen; pensamos en la contaminación, el clima o el uso de productos inadecuados, y también en la influencia de factores internos como la herencia genética, la alimentación, el tabaco o los ciclos hormonales.
La explicación otorgada por los expertos científicos de La Roche-Posay, es la siguiente:
La distribución de las glándulas sebáceas en nuestro cuerpo es muy dispar. En la conocida zona “T” hay 900 glándulas por cm2, mientras que en el resto del rostro hay unas 400 por cm2. Además, el exceso de sebo provoca la dilatación de los poros y dificulta la renovación celular en la capa córnea, que presenta una piel más gruesa y rugosa.
Por si esto fuera poco, si se acumula, puede dar lugar a imperfecciones como espinillas, puntos negros o granitos inflamados. Estudios recientes han descubierto que la principal diferencia entre una piel normal y otra con acné es que las glándulas sebáceas de esta última están en contacto con más terminaciones nerviosas. Por los cual trae como consecuencia que estén sometidas a una mayor estimulación, irritándose más y produciendo microinflamaciones y sebo de forma irregular.
Para que esto no suceda, la clave es la limpieza diaria. Se debe elegir un gel con activos que regulen el sebo y purifiquen los poros. Además se debe exfoliar la piel dos veces por semana, de manera suave, para favorecer su descamación natural. Finalmente, se debe aplicar una crema normalizadora de la grasa que contenga antioxidantes, así se evitará que la contaminación y el estrés produzcan una oxidación en el sebo, ante lo cual la piel reaccionará segregando mayor cantidad.
Para combatir el acné, debes tener en casa el siguiente kit de belleza, y aplicarte todos estos productos por la noche antes de dormir y por la mañana: Gel limpiador, sérum antibrillos, hidratante anti-imperfecciones y un corrector localizado de granitos (solo por la mañana).
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