Se denomina fibra a una parte del alimento que recorre todo el aparato digestivo y que es evacuada al exterior sin absorberse en el intestino.
- Es producto saciante, es decir, que nos lleva con facilidad, por lo que resulta ideal para comidas con pocas calorías e incluso en dietas de adelgazamiento. Este efecto se debe a que cuando la fibra llega al estómago e intestino se hincha con los líquidos y ocupa más espacio.
- Se absorbe menos grasa cuando ingerimos la fibra, pues ésta, en el intestino, “secuestra” alimentos y grasa que no se absorbe y los elimina al exterior.
- Controla el colesterol “malo” (LDL) en sangre, ya que, como hemos dicho, se absorbe menos cantidad de grasa. Gracias a este efecto las personas que consumen fibra habitualmente tienen menos riesgo de padecer enfermedades coronarias, hipertensión arterial, etc.
- Reduce la absorción de azúcares, lo que ayuda a disminuir el riesgo de padecer diabetes en edades adultas.
- Previene el estreñimiento, ya que actúa como un “desatascador”. Al no absorberse e hincharse, estimula las paredes del intestino y hace que su movilidad sea mayor y su actividad más eficaz. Con ello “limpiamos” también el intestino y reducimos la posibilidad de retener líquidos.
Todas estas funciones hacen que las personas que consumen fibra de forma regular reduzcan las posibilidades de padecer cáncer de colon, cáncer de mama, diabetes y enfermedades coronarias.
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