La costumbre de embellecer el rostro aplicando color para realizar ciertos rasgos y ocultar los defectos tiene milenios de tradición, ya que en el antiguo Egipto las mujeres preparaban una pasta labial hecha con escarabajos de color carmesí y rosa intenso; y otra para los ojos, tanto masculinos como femeninos, fabricada con cenizas de carbón previamente bendecido.
Si está bien utilizado, el maquillaje nos brinda la posibilidad de transformar nuestro rostro haciéndolo más a nuestro gusto, de adecuarlo a lo que consideramos y sentimos como nuestra personalidad. Y no atañe solo a la belleza, sino que también está relacionado con lo que queremos comunicar a los demás, ya que ayuda a resaltar aquellas cualidades o sentimientos que deseamos sean captados por los ojos que nos miran: vivacidad, profundidad, sensualidad, desenfado, etc.
Los diferentes productos que se emplean en el maquillaje están fabricados con pigmentos vegetales y minerales que son los que dan calor, unidos a una crema, a un aceite o a cera de abeja para darles consistencia.
La mayor parte de los materiales empleados por la industria son de origen mineral y en ellos es habitual encontrar polvo de aluminio, derivados del petróleo e, incluso en algunos, trazas de plomo. Con ingredientes de origen vegetal quizás no se obtenga una variedad de colores tan amplia, pero sin duda son mucho más beneficiosos, ya que no solo se aprovecha de ellos su capacidad de dar color, sino también otros principios activos que ayudan a conservar una piel sana, joven y reluciente.
Un maquillaje
Frente
Es una zona amplia y uniforme que, como parte de la zona “T” facial, es propensa a mostrar brillos provocados por el sudor, por lo que se procederá a este respecto con un fijador de maquillaje antisudor y polvos sueltos tras la aplicación de la base. Tanto si es ancha como si es estrecha, existen trucos para camuflar el defecto jugando con bases de color de distinta intensidad.
Cejas
Marcan el rostro y determinan la expresión facial. A las cejas se les debe de prestar mucha atención en cuanto a su estilo, pero de él dependerá todo el sentido del maquillaje. La depilación y el delineador son los elementos básicos para conseguir estos objetivos. Por ser una zona de piel delicada, la depilación debe efectuarse de un modo preciso y suave.
Ojos
La mirada se marca con varios cosméticos, que se utilizarán, todos o algunos, según si se desea enfatizarlos o no. La ocasión decide la presentación: unos ojos con pequeños retoques para actividades diarias y un maquillaje fuerte para ocasiones especiales. Las pestañas también pueden maquillarse para ganar profundidad, en la mirada.
Nariz
Como parte central de la zona “T” facial, la nariz requiere una serie de atenciones que se resumen en la aplicación de fijador de maquillaje, maquillaje base, polvos sueltos, coloración en la punta e iluminación en las aletas. Un buen maquillaje puede disimular narices grandes o pequeñas.
Boca
Es una parte muy sensual que tiene la opción de resaltarse mediante pintalabios y perfiladores labiales. Estos pueden ser de casi cualquier color y su forma de aplicación depende de la constitución de los labios de cada persona; se tiende a ensancharlos si son finos o a disminuir su tamaño si son muy gruesos. La piel de los labios es distinta a la del resto del rostro.
Pómulos
Unos pómulos coloreados dan un aspecto saludable y sensual, pues sugieren vitalidad. También se marcan para dar forma al rostro, utilizándolos como solución para ovalar rostros redondos o redondear los alargados. El producto que se aplica en esta zona es el colorete o rubor, del que existe una amplísima variedad de gamas de tonos.
Cada forma un color
Frente: su maquillaje está compuesto por tres cosméticos: una base, cuyo color es el compartible con la tez natural del rostro; un punto de color en su centro, del mismo tono que los pómulos; y un iluminador sobre las sienes.
Cejas: se perfilan las sienes con un lápiz del color del pelo de las cejas si estas son claras, o un tono más claro si el vello es oscuro.
Ojos: todas las sombras quedan bonitas sobre los ojos claros, pero para los ojos marrones se aconsejan los violetas, rosas y pardos.
Nariz: se aplica la base de maquillaje y un toque de colorete en la punta. Las sombras de las aletas se suavizan con un iluminador.
Boca: los labios finos mejoran con colores claros y brillantes; los gruesos se pintan con colores opacos.
Pómulos: la tez facial natural decide el color del colorete.
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