El sudor, un mecanismo de refrigeración del cuerpo



La dermis también contiene glándulas sebáceas, sudoríparas y odoríferas en gran número. Las glándulas sudoríparas se encuentran, sobre todo, en las axilas, así como en la palma de las manos y la planta de los pies. 

Al día sudamos un promedio de medio litro de agua. Esta cantidad puede incrementarse significativamente si realizamos grandes esfuerzos físicos o si nos exponemos a un calor intenso. Con la secreción del sudor el organismo trata de mantener constante la temperatura corporal. 



El sudor está compuesto por agua, sales, urea y ácidos grasos. Al secretarse por las glándulas sudoríparas, todavía no tiene ningún olor. Sin embargo, al entrar en acción las bacterias que viven sobre la piel modificando las propiedades químicas del sudor es cuando se forma el característico olor que se percibe al sudar.




Las bacterias forman parte de la capa protectora ácida de la piel. Éstas necesitan un medio ácido para poder existir en número sufi­ciente. Lo ideal es que la piel tenga un pH que oscile entre cuatro y seis. En la capa protectora ácida de la piel se encuentran presentes determinadas proteínas que impiden que los agentes patógenos ex­ternos penetren en la piel o que incluso los destruyen.


El valor pH indica si una sustancia reacciona de forma ácida o alcalina. El valor pH ideal se sitúa en la franja ligeramente ácida, puesto que permite una colonización bacteriana óptima, que ayuda a la piel a desempeñar sus funciones de protección frente a las sustancias nocivas. Lavarse de forma continuada con jabones alcalinos debilita esta capa protectora ácida.
Algunos consejos:

Mantén tus 
axilas depiladas. Ayudarás así a que no se acumule el sudor y dificultarás la acción perjudicial de las bacterias, causantes del mal olor. • Utiliza a diario un desodorante hipoalergénico y que no contenga alcohol. • Elige ropa cómoda, holgada, para facilitar la transpiración y, preferiblemente, opta por aquella detejidos naturales (algodón, lino…). • Limita el consumo de alimentos picantes o comidas muy especiadas (influyen en las características y olor del sudor eliminado). Procura no tomar alcohol (sus calorías “vacías” harán que sudes más). • En verano, ponte zapatos abiertos y en invierno elige los transpirables para limitar en lo posible el sudor de los pies. • Para evitar al máximo el sudor excesivo aplica en tus axilas, dos o tres veces por semana, un antitranspirante. ¡Ojo! no es lo mismo que un desodorante, que sólo aporta frescor y fragancia. Un antitranspirante incorpora en su composición distintas sales de cloruro de aluminio capaces de taponar algunos de los poros por los que sale el sudor, por lo que sí reduce eficazmente su presencia externa.


Fuente: http://www.mujerdeelite.com/

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