Los molestos sofocos




Los sofocos son “oleadas” de calor y enrojecimiento que aparecen sobre todo en la piel de la cara, y a veces incluso producen una sensación de asfixia.


Suelen estar provocados por alteraciones neurovegetativas o del control nervioso sobre los vasos sanguíneos, de tal manera que a veces se dilatan intensamente y aumentan el caudal de sangre en una zona y con ello el color rojizo y el calor. Su aparición es muy variable a lo largo del día, y en especial se producen durante la noche. Los sofocos no sólo aparecen en la menopausia, sino también en la pubertad, por lo que no es raro observarlos al tiempo que la menstruación se regulariza.

Para prevenir los sofocos hay que mantenerse lo más cerca posible del peso ideal, ya que está demostrado que cuando eliminamos los kilos de más, los síntomas también disminuyen proporcionalmente, sobre todo los sofocos. Conviene vigilar asimismo la tensión arterial para que se mantenga dentro de los parámetros normales.

Estas alteraciones son muy frecuentes en la menopausia y se alivian considerablemente con la terapia hormonal sustitutiva. También podemos recurrir a ciertos remedios naturales para mitigarlos:

  • Infusiones de salvia: preparar 1 litro de esta infusión con 1 litro de agua hirviendo y 2 o 3 cucharadas de la planta seca. Dejar reposar 10 minutos, filtrar y beber a lo largo del día en varias personas.

  • Aceite de girasol: en la cocina, sustituir el aceite de oliva por el de girasol. No se conoce muy bien el razonamiento científico, pero está demostrado que este cambio reduce el número e intensidad de los sofocos.

  • Infusión de ortiga y salvia: elaborar una mezcla a partes iguales de ortiga seca y salvia. Cada vez que tengamos que preparar la infusión añadiremos a 1 taza con agua hirviendo 1 cucharadita de la mezcla. Dejar reposar un cuarto de hora, colar y tomar el líquido. Se aconseja beber 2 infusiones diarias durante varios días seguidos. Descansar cuatro o cinco días y repetir el ciclo. Mantenerse a este ritmo mientras se aprecie alguna mejoría.

La terapia hormonal sustitutoria (THS)

Durante la menopausia, las hormonas femeninas, y en particular los estrógenos, disminuyen bruscamente hasta casi desaparecer del cuerpo de la mujer. Esta bajada produce muchos efectos, como los sofocos, alteraciones de la tensión arterial, irritabilidad y cambios de ánimo o incluso un mayor riesgo de infarto. Para compensar la “brusca caída” de estrógenos los “sustituimos” por otros que se administran a modo de fármacos, de ahí la denominación de terapia hormonal sustitutiva o sustitutoria (THS). Los fármacos que se administran durante periodos prolongados de tiempo son combinaciones de estrógenos y progesterona o progestina.

Entre los numerosos beneficios de este tratamiento están los siguientes:

  • Aumento del colesterol bueno, o lo que es lo mismo, del HDL en la sangre, seguido de una importante disminución del LDL (“el malo”). Con ello se produce cierta limpieza de las arterias, con lo que la circulación de la sangre es más fácil y abundante.

  • Menor riesgo cardiovascular: dado que la THS mejora el estado de nuestras arterias, también se reduce la posibilidad de un infarto de miocardio, infarto cerebral, así como de otras lesiones vasculares por mala circulación de la sangre.

  • Mejor respuesta frente al esfuerzo: y ante el estrés por una mejor circulación de la sangre, con lo cual podemos seguir realizando las tareas diarias con igual eficacia.

  • Menores síntomas de la menopausia: y en particular los relacionados con los cambios de humor, irritabilidad o sofocos.

  • Huesos protegidos: ya que las pérdidas de calcio y de otros minerales desde el hueso son menos intensas y menos frecuentes con las THS que sin ella. En consecuencia, las posibilidades de osteoporosis y fracturas de los huesos se reducen.

Además los beneficios de la Terapia Hormonal Sustitutoria pueden manifestarse incluso hasta diez años después de haber recibido este tipo de tratamiento. Las THS también, sin embargo, algunos riesgos que debemos conocer:

  • En mujeres con enfermedad cardiovascular: y sobre todo en aquellas que ya han padecido algún infarto de miocardio, la THS no disminuye el riesgo de sufrir más infartos u otros accidentes vasculares.

  • Pueden elevarse los niveles de triglicéridos: y de otras grasas en la sangre si se emplean sólo estrógenos en la THS, por eso es mejor utilizar la forma combinada de estrógenos y progesterona.

  • Puede aumentar el riesgo de cáncer de mama: si se utiliza la THS durante periodos de tiempo prolongados (diez años o más).

  • La terapia sólo con estrógenos: eleva el riesgo de padecer cáncer de endometrio (útero), situación que no se produce cuando la terapia incluye estrógenos y progesterona.



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